¿Qué significa olvidar estratégicamente la modernidad? ¿Por qué y cómo hacerlo? En el séptimo episodio de Pensamiento Nómada, conversamos con Kathya Araujo sobre esta provocadora idea, los fundamentos sobre los que se sostiene, y los inevitables desafíos que delinea. Una invitación a enfrentar los cimientos de las ciencias sociales para abrir paso a la producción de conocimiento desde la sospecha fundada y la teorización informada.

 

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Pensamiento Nómada · Episodio 7: Kathya Araujo – Olvidar estratégicamente la modernidad

 

 

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Mi propuesta es que hay que hacer un olvido estratégico de la modernidad. Y el estratégicamente no es menor para lo que yo quiero plantear. Mi punto, en el fondo tiene que ver con que en las ciencias sociales latinoamericanas, bueno, chilenas también, pero en general en América Latina yo diría, han tendido a tener como centro de discusión a la modernidad, o sea, la modernidad ha sido un centro permanente a partir del cual hemos tratado de pensarnos, cuán modernos somos, cuán no modernos somos, qué tipo de modernidad tenemos, en qué medida la modernidad nuestra es fallida o no, ha sido siempre una referencia a partir de la cual nos hemos ido pensando, críticamente o a-críticamente, de las dos manera, y yo sé que hay algo provocativo en decir que hay que olvidar estratégicamente la modernidad, sin duda, pero lo provocativo, tengo la impresión, no quita lo razonable, voy a tratar de convencer, ahora, de que es razonable.

 

Soy Kathya Araujo, soy académica del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, y además directora del Centro Núcleo Milenio Autoridad y asimetrías de poder, he investigado por mucho tiempo en las áreas de sociología de la individuación, configuración de sujetos, y sociología de las normas, autoridad en particular pero no solamente. He trabajado en teoría feminista y estudios de género, y teoría social. Y además de eso, soy psicoanalista.

 

Decir que la modernidad ha sido una referencia tiene al menos dos lecturas. Una, que efectivamente si tu ves el debate latinoamericano, es un debate en que el Siglo XX, en particular en la última parte, o sea la más contemporánea, la modernidad siempre está presente, ya sea en los estudios sobre identidad latinoamericana, como los textos de García Canclini, o la propuesta de modernidades de heterogeneidad de Cornejo Polar, es decir, hay un debate permanente respecto de eso, y también, desde otro lado, en todas estas otras orientaciones que son orientaciones más recientes, que tienen que ver con el pensamiento post-colonial, y especialmente el decolonial, que es un aporte del pensamiento latinoamericano a este debate de los estudios, esta línea de estudios entre subalternos, post-coloniales, etcétera, que hacen una crítica también a la modernidad, y de nuevo la modernidad está colocada en el centro. Luego, por supuesto, tenemos una cantidad de otros estudios en los cuales eso no es puesto en cuestión, pero la modernidad de alguna u otra manera está también presente en la medida en que la importamos, importamos su efecto de modelo en la medida que importamos teorías y conceptos. Entonces, están o estas lecturas que ponen en el centro la cuestión de la modernidad, que podemos hacer una crítica más detallada después, o tenemos estas otras maneras en las cuales la modernidad directamente no está puesta en cuestión, pero lo que hay ahí es una recepción a-crítica a partir de la recepción de la teoría y de los conceptos, y de las nociones.

 

Yo creo que las dos posiciones, honestamente, son problemáticas. Cuando tú trabajas respecto de la modernidad, y voy a centrarme en el debate decolonial y post-colonial más cercano, cuando tú pones a la modernidad en el centro, yo creo que el pensamiento post-colonial y decolonial ha hecho un gran aporte al tratar de discutir algo que ya muchos autores latinoamericanos habían discutido antes, y que habían hecho aportes, antes de que esto apareciera, hay muchos debates sobre esto, y aportes. Pero ellos, me parece, sintetizan y colocan en el centro esta reflexión en términos de relaciones de poder, y me parece, con razón, denuncian y critican el eurocentrismo, y critican estas relaciones de poder entre el centro y la periferia, y la manera en que eso tiene consecuencias epistémicas muy graves y muy centrales. Y yo creo que lo hacen con razón, porque creo que efectivamente hay más de una razón para estar de acuerdo con que ahí hay un verdadero problema cuando uno no lo deja pensado. Creo que es problemático cuando esa lectura termina en posiciones que son posiciones que lo que hacen es anular el diálogo con toda esa producción llamada moderna, o toda esa producción hegemónica de los países centrales y además reivindicar una especie de autenticidad o de voz auténtica, y creo que ahí hay un problema porque en realidad tengo la impresión de que uno simplemente deja afuera una serie de aportes que ha traído ese debate que es central, y que además tiene como efecto reificar el conocimiento, reificar a los actores, colocar una especie de cordón umbilical que va desde aquel que enuncia hacia la verdad con una exigencia de autenticidad. Yo creo que es problemático por muchas razones que quizás no voy a poder desarrollar ahora, pero yo creo que es problemático eso. Pero también es problemático lo otro, también es problemático una postura en la cual lo que hay es básicamente, o una tendencia que uno también puede descubrir, en la cual lo que se hace es básicamente tomar teorías, conceptos, que vienen de otros lugares, y esas teorías y conceptos aplicarlos de manera indistintamente sobre nuestros objetos de estudio, y en el fondo uno termina siendo un sitio para encontrar las similaridades y la comprobación, o un sitio de expansión y generalización para esos conceptos, o básicamente el data mining, un surtidor, somos surtidores de datos para tesis que vienen de otros lugares, y yo creo que eso también es problemático, y en ese caso la cuestión esencial, y es ahí donde yo creo que hay que estratégicamente, es el lado donde sitúo mi argumento, es el lado por el cual yo insisto que estratégicamente hay que olvidar la modernidad, por qué, porque la verdad esas teorías, esas nociones, y ahí se vinculan las dos cosas, teorías, esas nociones, esos conceptos traen de contrabando a la modernidad, y al contrabandearla lo que hacen es que nosotros siempre estemos poniéndonos básicamente en esta relación comparativa, en donde por mucho tiempo hemos terminado sosteniendo lo que yo creo que está bien llamado como la narración del déficit. O sea, el individuo en déficit, la democracia en déficit, la moralidad en déficit, entonces continuamos con esta idea de déficit, que creo que no es una buena manera de acercarnos a conocer la realidad social, que es en el fondo lo que tenemos que hacer como sociólogos o sociólogas, es decir, un sociólogo o una socióloga en realidad a lo que está obligado es a poder encontrar maneras de entender lo que está en juego en esa sociedad y responder a esa sociedad, eso es básicamente, y luego la teoría son instrumentos, herramientas. Yo sé que hay gente que puede no estar de acuerdo conmigo, pero es como yo creo que es, son como herramientas que te van a permitir, que pueden transformarse, etcétera, pero que te permiten leer, trabajar sobre esa realidad.

 

Y cuando lo que tu haces es que esas herramientas las traes de otros lados, necesariamente lo que ocurre es que termina por producirse una distorsión en la manera en que interpretas esa realidad. Porque en realidad ya tienes un foco, y principalmente cuando lo que uno hace, y voy a decirlo en términos bastante generales, lo que uno tiende a hacer, uno está casi obligado por el modelo de investigación que se ha instalado -este modelo así, que es lo que tu tienes que poner tu marco teórico, y sobre todo bien referenciado, y sobre todo con mucha autoridad, autores autorizados, digamos, y luego de eso aplicarlo- entonces en ese momento en realidad lo que estás haciendo es tomar un instrumento que no necesariamente te va a servir. Y por qué no necesariamente te va a servir, porque en las ciencias sociales, nunca hay que olvidarlo, o en la sociología, las teorías se produjeron desde los clásicos, a partir de observaciones, a partir del recojo de información de una realidad viviente, y que ese recojo fue lo que formateó, lo que permitió construir elaboraciones de grados mayores de abstracción y que luego tuvieron además, porque los clásicos así se lo exigieron, niveles de generalización muy altas. Pero cuál es el fundamento final a partir del cual una teoría se construye, independientemente de que sea una teoría luego construida en un segundo nivel, en un segundo orden, el fundamento tiene que ver con aquello que alimentó, y eso que alimentó son observaciones, datos, elementos que han sido recogidos. Por supuesto, uno no recoge en desnudo, porque eso te dirían sobre todo los construccionistas, eso es cierto pero yo que no soy construccionista, que creo en lo que plantea el otro lado de esta discusión, que es que la realidad pone sus límites. Y entonces es verdad que la realidad social, o lo que enfrentas no es algo que enfrentes sin algunos elementos que te permiten acercarte a ella, pero la realidad pone sus límites, y esos límites están ahí. Y yo creo que el problema es que todas esas teorías, conceptos, nociones que nosotros utilizamos, y que traemos, no sé, Bourdieu, Foucault, di el que quieras, o Castells, o Weber, el que quieras, en realidad han sido nutridas por realidades, y por momentos, por condiciones sociohistóricas que han sido producidas por un hummus completamente distinto al nuestro, porque además nosotros sociólogos, excepto que hagas sociología histórica, tendemos a hacer estos cortes más transversales, pero en realidad estamos trabajando sobre realidades que se han ido produciendo históricamente, y que se van a ir cristalizando, cristalizando es una mala denominación, porque lo social se cristaliza poco, pero digamos que toma formas que luego van transformándose, pero a lo que voy en el fondo es esta cuestión que cuando tú tienes una teoría, tú lo que tienes es que esa teoría, esos conceptos y esas nociones se han alimentado de una realidad social particular, de una manera u otra, de debates particulares. Jeffrey Alexander, en su época construccionista total, decía que efectivamente una teoría era resultado de el investigador y su época, pero cuando tú dices eso, estás diciendo que es de su momento histórico, que quiere decir que es de la condición histórica de la que está saliendo, entonces si tú tienes todo esto en mente quiere decir que cuando tú recoges todo esto, tú estás asumiendo que tienes procesos que son procesos, o mecanismos, o sistemas que van a funcionar de la misma manera en una realidad u otra, entonces lo que tenemos que hacer, a mi juicio, es dejar de estar todo el rato peleando con la modernidad, si somos más modernos, menos modernos, no nos lleva a nada, y preocuparnos mucho más por saber cuáles son las herramientas con las que estamos tratando de leer la realidad social a las que estamos enfrentados, que también es una manera de olvidar la modernidad, en el sentido de ponerla a prueba, y ahí no se trata de olvidar, olvidar la modernidad es vamos a dejar de decir si somos más modernos, híbridamente modernos, anti-modernos… la modernidad es una narración que fue producida por un conjunto de países y en un conjunto además relativamente pequeño de países, que trataron de nombrar su condición histórica, y que como eran hegemónicos, empujaron, impulsaron ideales a otros lugares, y muchos lugares tuvieron que vérselas con eso, y ahí se produjeron otros procesos que hay que poder identificar. Si tu te quedas con la modernidad, tú siempre lo único que vas a ver es la distancia de este proceso, con este proceso, pero pocas veces vas a poder dar luz a lo que yo creo que es lo más interesante, que es a los rasgos propios de este proceso. Por eso, no es que la modernidad no exista, no es que no hayamos importado elementos normativos e ideales de la modernidad. Vivimos en una sociedad imbuida por el paradigma de derechos, el ideal normativo de la igualdad, todos esos son inventos modernos, así que los tenemos dando vueltas, eso no nos impide, sin embargo, que tú pienses que eso no necesariamente tienes que leerlo en términos entonces de las distancias de esa modernidad que terminó, por razones de hegemonía, convirtiéndose en el punto de referencia de evaluación valorativa, y en el fondo, en el modelo analítico hegemónico. Y todo eso es lo que hay que olvidar.

 

Para hacerlo, en realidad, hay que hacer un trabajo que debería empezar, eso creo yo, por lo menos lo he hecho en este tiempo, que debería empezar por poner en cuestión esos conceptos nucleares de la teoría social que siguen siendo conceptos nucleares y siguen siendo activos en la teoría social y en la teoría sociológica. Maurício Domingues, un sociólogo brasilero, los ha llamado los conceptos tendencia, son todos conceptos tendencia esos, pero son esos conceptos como secularización, diferenciación, racionalización, individualización… hay que ponerlos en cuestión, es decir, esas nociones pero otras también, que han sido nociones que se han mantenido a lo largo de este tiempo, y que nosotros seguimos heredando y usando como elementos, hay que ponerlas en cuestión. ¿Cómo ponerlas en cuestión? Lo que quiero decir es que no estás poniendo en cuestión las teorías concretas de Bourdieu ni nada, si no, básicamente esas comprensiones básicas para ver si esa cuestión funciona o no funciona para nosotros, y eso significa, en realidad, de nuevo, suspender esta reflexión y generar proyectos de investigación -no un pequeño proyecto de investigación, sino como verdaderos proyectos  de largo plazo de investigación- que yo creo que deben ser empíricos, y que deben ser fuertemente inductivos, y que además tienen que estar teóricamente bien informados de lo que ha sido el debate hegemónico, tienes que conocer muy bien esa discusión. No es como que salirse, y olvidarse, tienes que conocerla súper bien, teóricamente muy informado, para ir a investigar los procesos entendiendo que cada sociedad, cada grupo sociohistórico, tiene que enfrentar ciertas tareas para construir el mundo social, para mantener el mundo social, para reproducir el mundo social, y que hay que investigar cómo resuelven esas tareas, más que ver cómo se aplica la cuestión de la dominación, ver cómo se resuelven, ver la especificidad, y eso, como yo decía antes, requiere proyectos de investigación empírica de largo plazo, o sea es un proyecto intelectual más que un proyecto de investigación chico, fuertemente inductivo, teóricamente muy informados, para poder diferenciar, si no, no puedes diferenciar, y luego de eso, teorizar un trabajo de investigación que se entienda a sí mismo como un trabajo de teorización permanente, para luego de eso contrastar con las teorías hegemónicas, y tratar de ver qué de ellas efectivamente merecen el grado de generalización, y qué de ellas no, qué de ellas tenemos que dejar aparte, qué de ellas nos sirve, qué de ellas no nos sirve, para poder entender las realidades específicas y concretas que estamos enfrentando y a las que tenemos que darle respuesta. Y ese es el segundo paso, esta cosa de confrontar, contrastar. Primero ir a investigar, luego contrastar, y finalmente, un tercer paso, que es el paso reconstructivo, que es el más ambicioso, porque en el fondo, yo creo que lo que luego se tiene que hacer, es una reconstrucción del concepto, y esa reconstrucción del concepto no es local, es una reconstrucción que probablemente  va a venir de una conversación, que es una conversación más multisituada. Y entonces eso es como lo que yo pienso que tendríamos que hacer en vez te estar pegados a la idea de modernidad para aceptarla críticamente, para rechazarla a medias, o para simplemente decidir que la queremos rechazar del todo. No tiene mucho, para mí, tiene su valor, pero no… ya llegamos, ya lo entendimos, ya lo sabemos.

 

 

Así como estamos en el país y más allá del país enfrentados a un momento de transformación y de poder definir nuevas fórmulas, yo creo que para la sociología, para la investigación sociológica, también hay una tarea muy grande, y esa tarea muy grande tiene que ver con desarrollar formas de producción de conocimiento que sean formas de producción de conocimiento que salgan de estos dos extremos de lo que he planteado. En este sentido pienso que para la formación de los jóvenes investigadores, es muy importante, al mismo tiempo que reconocer el inmenso valor de los aportes de la teoría social hegemónica, y la importancia de formarse fuertemente en eso, también la necesidad de, junto con eso, ir construyendo un conocimiento relevante y situado, y eso yo creo que es un ejercicio, y algo que no solamente toca, que toca la formación de los sociólogos, que toca no los grandes debates teóricos, sino realmente la manera en que podemos formar a los sociólogos, cómo podemos leer, por ejemplo, la importancia de los aportes que dio el debate sobre racionalización y burocratización, pero luego poner al mismo tiempo toda la evidencia que hace que esas teorías sean teorías que en realidad no nos caben completamente. O sea, la teoría de la racionalización y de la burocratización en América Latina, en un continente altamente informal, con relaciones institucionales como las que tenemos, yo creo que hay que generar una cultura de sospecha fundada, pero muy informada, porque aquí no se trata de tirar todo por la borda, es al revés, la formación tiene que ser muy estricta, pero tenemos un deber, en adelante, de poder ir construyendo nuevas nociones, conceptos, teorías, que sean teorías que respondan realmente a la sociedad en la que estamos, a las exigencias que esa sociedad nos pone. Es por un lado, y eso significa romper con dos cosas que yo creo que han sido fatales, letales para nosotros, aparte de todo lo que he dicho, porque ya dije que no tomamos a otros autores, que tenemos ese modelito de investigación que es ‘hago mi marco teórico, luego lo…’, todo esa cuestión, pero yo creo que hay dos cosas que han sido muy difíciles que son complicadas porque son casi cultura académica. Unatiene que ver con desarrollar una cultura del reconocimiento de aquellos que están cerca, porque tenemos ahí una tendencia a pensar que los únicos verdaderos teóricos están en otro lugar, y que en realidad si alguien hace teoría está en otro lugar, y muchas veces hay muy poco respeto por la producción de los otros, o sea como de reconocimiento, de darles su lugar, de definir claramente cuáles han sido sus aportes a la discusión, y yo creo que sin la construcción de un campo estamos perdidos, y la construcción de un campo requiere esta primera cuestión que es reconocer voces autorizadas entre los que tienes cerca y no solamente los que están en el norte, o no sé dónde, o recubiertos por lo que sea que sea, yo creo que eso es muy importante. Y la segunda cuestión, y para todos, pero para investigadores también, romper verdaderamente con una especie de complejo, que es el complejo de que nosotros no podemos hacer teoría, y sacar el complejo y efectivamente generar formaciones también, pero en general, pensar que en realidad, la teoría no es una especie de cosa que está ahí, sino cambiar del paradigma de la teoría al de la teorización, es decir que tú producción de conocimiento tiene que ser pensada, tiene que ser elaborada, tiene que ser planificada como un trabajo de teorización. Sin eso, yo pienso que tenemos pocas chances de constituir en algo fructífero este olvidar la modernidad, estratégicamente.